June Makes Me Think of Cancer
Sweet Miss Bekah
June makes me think of cancer. I don’t forget cancer for the rest of the year, but particularly in June it sneaks in to occupy my quiet moments and brings it all back to the forefront. It’s a good thing. I remember how lucky I am, how differently things could have gone, and how beautiful and perfect my life is, even if at times it seems otherwise. Perspective. Gratitude. Gravity. These are the gains. There were great costs and significant losses, but none of it can be undone, and we must learn to love what we have and appreciate its value. I am well on my way to reaching that goal. The old wounds still sting a bit, but I am blessed to have many years to let them continue to heal and for the scars to fade and melt into memory.
This year, the day before the seventh anniversary of the stem cell transplant that saved my life, marked the first anniversary of the loss of a very dear cancer sister, Bekah Furey. She was a bright and brilliant young woman, gifted with boundless wisdom and a truly lovely soul. If there are words to accurately describe her beauty and grace, I don’t pretend to know them.
She is missed beyond measure. She is loved beyond measure.
Cancer has touched the lives recently of people I care about. While this month I celebrate living with cancer in the rear view, many are dealing with it head on, and most of us will, in one way or another. According to the National Cancer Institute, 39.6% of us will be diagnosed with cancer at some point in our lives (http://www.cancer.gov/about-cancer/what-is-cancer/statistics).
I sincerely hope that you aren’t included in that nearly 40% of us, but if it isn’t you, it’ll be someone you know and love...and in either case, what do you do? You do everything you can do.
If it’s you, you do everything the doctors tell you. Everything your body tells you. Everything your heart tells you. You do it all. You are stronger than you know.
If it’s someone you love you make sure they have everything they need to do all of that. AND, you tell them...in person, in writing, in an email, in a hand-written (gasp!) note, in any way you can and as often as you can, that you love them, that you’re thinking of them, that they are strong and beautiful, that this seriously sucks, that you want it to get better, that you are scared that it won’t and you know they are too, that it’s ok to be afraid, that it’s ok to be angry, that you are on your way over with a movie, that you wish you could do more, that you are right there with them.
Bekah did that for me. She did it for so many of us...too many to know or count. I just read through all of her emails and blog comments and forum responses….and I cried and cried. I might still be crying a little, but don’t tell anyone. She made me know that she was there, even though she was a thousand miles away, and that she was holding my hand and that we were in it together.
Some choice quotes from Miss Bekah:
“Knock it down one day at a time, cupcake, we’re all cheering you on.”
“Somehow, I’m not sure how, but we find a way to reach into our souls, and the strength of others...to find a new, better, improved life.”
“You CAN and WILL do this. You already are. So proud of you.”
"Big hugs to you - you're on my mind for next week, babe."
“God, we are superwomen.”
“Here’s to surviving, little black dresses, small celebrations, and life, my dear.”
She is cherished beyond measure.
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Se le echa de menos a esta mujer inmensamente.
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El mes de junio me hace pensar en el cáncer. No logro olvidarme del cáncer el resto del año, pero especialmente en junio el tema se me entra en la mente y ocupa mis momentos de silencio y toda esa experiencia se me viene a la actualidad en un instante. Es bueno eso. Me hace recordar lo afortunada que soy, lo diferente que todo podría haber sido habiendo diferentes circunstancias, y lo bella y perfecta que es mi vida, aunque a veces no lo parezca. La perspectiva. La gratitud. La gravedad. Estas son las ganancias. Hubo costos enormes y pérdidas considerables, pero nada de esto se puede deshacer y hay que aprender a querer lo que tenemos y apreciar su valor. Y voy haciendo bastante progreso en alcanzar esa meta. Las viejas heridas todavía arden un poco, pero tengo la fortuna de aun tener muchos años para dejar que siga sanándose y para que las cicatrices desvanezcan y se derritan a la memoria.
Este año, un día antes del séptimo aniversario del transplante que me salvó la vida, marcó el primer aniversario de la pérdida de una queridísima amiga del cáncer, Bekah Furey. Era una mujer joven y brillante, sabia más allá de sus años y con el alma increiblemente único y gentil. Si existen las palabras para describir su belleza y gracia, no pretendo saberlas. Se le extraña a esta mujer inmensamente. Se le quiere a esta mujer inmensamente.
Recientemente, el cáncer ha tocado la vida de varias personas importantes para mí, y me hace pensar que aunque este mes yo celebro vivir pensando en el cáncer como parte del pasado, mucha gente lo está viviendo hoy en día, en este mismo instante, y la realidad es que en algún momento de la vida de algún modo nos tocará a todos. De acuerdo al National Cancer Institute, el 39,6% de la gente tendrá cáncer durante la vida (http://www.cancer.gov/about-cancer/what-is-cancer/statistics).
Sinceramente espero que no se te incluya en ese 40%, pero lo que sí es seguro es que o vas a ser tú o va a ser algún querido tuyo, y en cualquier caso, ¿qué haces? La respuesta es que haces todo, todo lo posible.
Si eres tú el afectado, haces todo lo que te dicen los doctores. Todo lo que te dice el cuerpo. Todo lo que te dice el corazón. Lo haces todo, todo. Tu fuerza no tiene límites, aunque no lo creas ahora.
Si es un ser querido tuyo el afectado, haces todo lo posible para que esa persona tenga lo que necesite para hacer todo lo mencionado, que no le haga falta nada. Y, de igual importancia, LE DICES - en persona, por escrito, en un correo electrónico, en un recado escrito a mano (¿A mano? Sí, a mano.), de cualquier manera que puedas y lo más frecuentemente que puedas, que lo quieres, que lo amas, que estás pensando en él o ella, que es fuerte y bello, que ésta es una chingadera de lo más cruel, que quieres que se mejore, que tienes miedo de que no se mejore y que sabes que él o ella también tiene miedo, que se vale tener miedo, que se vale tener coraje, que ya vas en camino a su casa con una peli, que ojalá y pudieras hacer más para ayudarle, que estás ahí con él o ella...estés lejos o cerca.
Bekah hacía todo eso para mí. Lo hacía para tantos de nosotros del club de cáncer...demasiados de contar. Acabo de releer todos sus correos, comentarios, y posts, y lloré y lloré. Si prometes no decirle a nadie, te confieso que todavía estoy llorando un poco. Me hizo entender siempre que estaba ahí, atenta, a mi lado, aunque estaba a miles de millas de aquí, y que estábamos pasándolo todo juntas como equipo, como una fuerza mayor e imparable.
Algunas de las palabras de Bekah:
“Hazlo un día a la vez, bombón, todos te estamos echando porras.”
“De alguna manera, y no estoy segura cómo, pero encontramos una manera de buscar dentro del alma, y con la fuerza de los demás, para encontramos una vida nueva, mejorada.”
“Tú PUEDES hacer esto y lo harás. Ya lo estás haciendo. Estoy tan orgullosa de ti.”
“Vaya que somos supermujeres.”
“Brindamos por la sobrevivencia, por los mini vestidos negros, por las celebraciones pequeñas, y por la vida, mi querida.”
Se le echa de menos a esta mujer inmensamente.
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